CON LOS OJOS DEL CORAZÓN

Es con esa mirada que trasciende desde el alma, con la que Víctor Manuel Moreno Figueroa ha recreado en su mente lo que no han podido ver sus ojos físicamente.

Víctor nació en Santiago de Cali, el 3 de agosto de 1997 y desde el primer momento de su llegada a este mundo, presentó complicaciones en sus ojos, complicaciones que después de muchos intentos con cirugías, al final no permitieron que lograra ver.

Esa Visión que le faltó, la obtuvo en el futuro que le presentaron sus padres de aprender a vivir de ese modo y es que, a la tan corta edad de 4 años, ingresó al instituto de ciegos y sordos, donde pudo aprender a leer y a escribir en braille. Durante su niñez adquirió el gusto y la pasión por el fútbol y se enamoró de corazón del Deportivo Cali.

Desde ese instante, su deseo era algún día poder ver y hacer realidad su sueño de ser jugador profesional y ser campeón con el equipo azucarero. 

Y eso es lo bueno de soñar, ahí no se encuentran limitaciones. Pero Víctor no sólo quitó esas limitaciones de sus sueños, también lo hizo en su vida, al descubrir del fútbol para atletas con discapacidad visual una forma de cumplir lo que tanto anhelaba. Denotó ahí la oportunidad de cumplir con esa primera parte de su sueño, que era jugar a la pelota profesionalmente, esto, gracias a la posibilidad de ser parte de Selección Valle y ser el actual campeón nacional.

Su otro sueño que era jugar con el Deportivo Cali, lo pudo vivir de cerca por un día, en la sede campestre de Pance.

Gracias a la disposición del cuerpo técnico en cabeza del profesor Jaime de la Pava (DT) y Carlos Eduardo Velasco (PF), quienes abrieron las puertas del entrenamiento para que Víctor Manuel pudiera tener esa bonita experiencia de estar con los jugadores de su amado equipo, interactuar junto a ellos y compartirle a toda la plantilla, que, aunque las barreras se vean muy altas y difíciles de superar, siempre se debe creer. Como en el fútbol, una buena pegada al balón de nuestros sueños puede terminar siendo el mejor gol de nuestra realidad.

Leave a comment